Una ayudita

“With a Little Help from My Friends” (Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, 1967) no es de las mejores canciones de los Beatles (la canta Ringo, no digo más), pero es una de las que ha dejado más huella. Cuando me enfrenté a la idea de publicar en este blog cosas interesantes que hacen mis amigos interesantes, me vino inmediatamente a la mente uno de sus estribillos: “Lo consigo con una ayudita de mis amigos”. ¡Ya tenía título esta sección!


Pedro Ceinos, guía integral de China

Pedro Ceinos en un monasterio de Tsedang, Tíbet

Pedro Ceinos en un monasterio de Tsedang, Tíbet

A diferencia de otros países occidentales, el interés de España por China es manifiestamente mejorable. Sinólogos españoles hay pocos; una de esas excepciones es Pedro Ceinos, un veterinario madrileño de 54 años que abandonó su profesión hace más de 20 seducido por la cultura oriental.
Su primer viaje a China fue en 1988, en pleno arranque de la apertura económica impulsada por Deng Xiaoping. El país le cautivó y en 1994 decidió quedarse a vivir allí, concretamente en Kunmming, la capital de la provincia meridional de Yunnan. Casado con una pequinesa, tiene una hija y compagina el trabajo de guía de turismo, profesión que le llevó a aquel país, con el de investigador-divulgador de su cultura. Ceinos se ha convertido así en una especie de guía integral de China, de su geografía y de su cultura.

Pedro Ceinos 2
Recorrer hasta los últimos rincones de aquel país ha hecho que fuera conociendo poco a poco las diferentes etnias hasta convertirlas en el eje central de muchos de sus libros. China es un país multiétnico de 1.360 millones (cifra oficial) de habitantes. La mayoría de raza han, pero hay hasta otras 55 “minorías nacionales”.

La prefectura autónoma de Xishuangbanna, en la provincia en la que vive muy cerca de las fronteras de Laos y Birmania, es el hogar de trece etnias diferentes y, posiblemente por ello, el rincón preferido de Ceinos.
En su labor divulgativa, dirige la página web China Viva y ha publicado más de una docena de libros sobre aquél país. Entre ellos el más conocido es “Manual de la escritura de los caracteres chinos” (Miraguano, 1998), un clásico en la enseñanza del idioma, del que ya han aparecido 12 ediciones. La gran aportación de esta obra es la utilización de la lógica para desentrañar los caracteres chinos y así poderlos memorizar más fácilmente.
Ahora acaba de aparecer “Pícaros y listos de las minorías de China”, una antología de 65 relatos breves, fáciles de leer y entender, que recopilan buena parte del ingenio de esas “minorías étnicas”. Es curioso comprobar que los pícaros no se circunscriben solo a nuestro Siglo de Oro, sino que también están fuertemente arraigados en la tradición china. El Rey Mono (Sun Wukong), protagonista de la novela “Viaje al Oeste” (Dinastía Tang 618-907), es un claro ejemplo de pícaro. Y en la Ópera de Pekín, el chou, bufón tunante, es un personaje fundamental.

En Kunming, capital de Yunnan

En Kunming, capital de Yunnan

En los “Pícaros…” de Ceinos queda reflejado como los diferentes pueblos que conviven en China se enfrentan al poder con la sátira y la burla literaria. Como los pobres rivalizan con los ricos en ingenio, los sagaces con los torpes, David con Goliat.
“Pícaros y listos de las minorías de China” (Los Papeles del Dragón Blanco) está disponible en Amazon.es tanto en versión kindle (0,89 €), como en la tienda on line (6,54 €). Volver
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Solo o en compañía de otros

Esta es la eterna cuestión. Cuando se comete un delito, la policía, entre otras líneas de investigación, trata de averiguar si el sospechoso lo cometió solo o en compañía de otros. Pareciera que una autoría compartida es peor que otra en solitario. Cantidad versus calidad. Como en tantas otras cosas, no sé.
Últimamente mi “delito” más frecuente es viajar, de eso os beneficiáis (espero) los que leéis este blog. A veces delinco en soledad, otras un poquito acompañado (con fotógrafo), otras en tropel (fam trip). No sé qué es más delito. Hace poco me invitaron a viajar (para luego contarlo, claro) a un país en el que ya había estado varias veces y que no me resulta especialmente atractivo (algo, lo de poco atractivo, que no me pasa muy a menudo). Pregunté a los organizadores que quienes más iban a ese viaje y me dijeron que yo solo (esto es una deferencia que hay que valorar), que si quería ir acompañado que podía esperar un par de semanas a la salida, al mismo lugar, de un grupo de colegas. Generalmente mis compañeros suelen preferir ir en solitario. Yo respondí que esperaría para ir en compañía de otros, así el tedio del destino se haría más llevadero. “Es que eres tonto”, me dijo alguien a quien se lo conté.
Acabo de volver de Chipre. Este ha sido un viaje en grupo desde el primer momento. Conocía al organizador, Juan Francisco Rivero, buen y antiguo amigo, pero no a los otros 6 participantes. Me alegro de haber compartido con ellos la estancia en la Isla de Afrodita, he aprendido mucho de todos, y a estas alturas de mi tour vital seguir aprendiendo tiene su mérito.
Como en todo los viajes hay casi más tiempos de espera que de acción, muchos minutos muertos que se emplean para cambiar opiniones, incluso discutir, con los compañeros. En esta ocasión hice un nuevo amigo, Juan Antonio Narro, un colega pacense que me ha ido pisando los talones sin saberlo y sin llegar a encontrarnos. Hace unos años (por ejemplo) estábamos los dos en la lista de participantes a un viaje a Macao y a última hora yo no pude asistir.
Juan Antonio es un gran viajero, un importante bloguero, un hombre sosegado, amable, tolerante. A mi me gustaría serlo. En Chipre hemos hablado de lo divino y de lo humano, nos hemos contado nuestras batallitas y él me propuso que narrase algunas de ellas en su emisora digital. Así que, aprovechando una larga escala en el aeropuerto de Atenas, sacó la grabadora que siempre le acompaña y aquí está el resultado. Hablamos de China, Corea, Albania… Son solo 7 minutos de culto a la personalidad, no os preocupéis.


César Justel, notario del paisanaje

Hay muchas formas de viajar y otras tantas, al menos, de asimilar lo que se va viendo en el camino. Hay turistas (ya sabéis que me gusta esta palabra en la que no veo

César Justel posando para Pilar Arcos y en el puerto de Santoña

nada peyorativo) que solo ven el paisaje, a otros les deslumbra el paisanaje, y unos terceros (los menos) se dejan seducir (como dijera Unamuno) por el país, el paisaje y el paisanaje. A estos últimos pertenece César Justel.
Viéndole agazapado, cámara en ristre, tras unas cajas de relanzones en el puerto de Santoña, no me fue difícil imaginármelo en México junto a un chamán cora, o en el ritual del peyote de los huicholes, o al lado de un sadhu en la India, para sacar alguna instantánea que tenga más que ver con la realidad social que con un escenario más o menos exótico.
Porque Justel, escritor y periodista especializado en viajes, lleva más de 30 años recorriendo los cinco continentes solo o en compañía de otras (María Ángeles Sánchez y Cristina García Rodero, por ejemplo) y recogiendo con su Nikon (con sus varias Nikon, claro) las más curiosas costumbres, tradiciones y fiestas. México, el Perú, Ecuador, el Amazonas, Nepal, la India… han sido seguramente los lugares donde ha vivido experiencias más intensas. Yo he tenido la suerte de compartir con él viajes a Kerala e Isla Mauricio, entre otros. Pero ha sido en sitios más cercanos (Cantabria entre ellos) donde se ha encontrado más a gusto, porque seguramente se ha encontrado a sí mismo.
Notario del paisanaje, César Justel es uno de los mejores conocedores del mundo de las fiestas populares y tradiciones de los pueblos de España. Su archivo personal recoge datos y fotos de unas 2.000 fiestas, 1.000 pueblos y 500 hoteles, y muchos de ellos han sido publicados en varios libros y un montón de reportajes en los principales medios del país.
Una antología de lo que posiblemente sean sus 52 mejores fotos se muestran hasta el 29 de febrero en la madrileña librería Tierra de Fuego.

“Ritos Festivos” de César Justel
Del 3 al 29 de febrero 2012
Sala de Exposiciones de la librería Tierra de Fuego
Travesía de Conde Duque 3
Madrid.
Lunes a viernes: 10-14; 17-20
El autor guiará personalmente dos visitas a la exposición
explicando los pormenores de cada foto y cada fiesta los días:
     – Martes, 14, febrero, 19,30
     – Jueves, 21, febrero, 19,30


“Hostal Parisién”, de Antonio Fontana

Cuando me llegó la invitación estaba claro que no me podía negar. Antonio Fontana (Málaga, 1964) presentaba su nueva novela en la librería Tipos Infames, en pleno barrio madrileño de Chueca. Dos razones por las que no podía faltar a la cita.

Antonio Fontana en la presentación
de su “Hostal Parisién”

Y no me podía negar porque Antonio es un buen amigo desde hace muchos años, uno de esos amigos tranquilos, sin estridencias, con el que no comparto juergas (¿juergas yo?) pero con el que sintonizo siempre que se presenta la ocasión. No en balde lo he tenido sentado frente a mí durante bastantes años, muchas horas al día y nunca recuerdo que hayamos discutido. Antonio (como me hubiera gustado ser a mí) es uno de esos valores desaprovechados que abundan (abundaban) en las Redacciones de los periódicos. Un tipo capaz de hacer mucho más de lo que hace (y no por falta de ganas). De vez en cuando lo demuestra publicando una novela.
En 1997, con 33 años, publicó su primer relato, “De hombre a hombre”. Tuvieron que pasar seis años hasta que saliera a la luz “El perdón de los pecados” en 2003, con el que fue finalista del Café Gijón, y que le valió ser elegido como “nuevo talento FNAC”. En 2007, ya consagrado, dio a luz “Plano detallado del infierno”.
Ahora ha cambiado totalmente de registro. Todas sus obras anteriores tenían un común denominador, eran oscuras, claustrofóbicas, sinuosas, pero esta es luminosa (“La ciudad de la luz no es París, sino Málaga”, dice la contraportada aludiendo a la patria chica de Antonio y la protagonista de esta novela), alegre, impregnada de nostalgia, pero una nostalgia amable.
Unas falsas memorias muy auténticas en las que el narrador se llama como Antonio, siente como Antonio, trabaja de periodista como Antonio… “pero que no soy del todo yo”, dice Antonio para preservar (¡cómo si se pudiera!) un poco su intimidad.
Una deliciosa novela sobre una ciudad que ya no existe, una infancia muy lejana y una familia que, como todas, desaparece.

«Hostal Parisién»
Antonio Fontana
El Aleph Editores
Barcelona 2011
192 pags.
P.V.P. 19,50€
ISBN 978-84-15325-00-0

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