Pato hasta en la sopa y sopa hasta en el pan

Aquí me teneis con medio litrejo (bueno, ya un poco menos) de Pilsner Urquell. En el recuadro, el gulash en pan

Tras la muy interesante visita a la misteriosa biblioteca del monasterio de Santo Tomás en Praga (de la que ya he dado cuenta en un post anterior) y de tomarnos una cerveza negra de la propia abadía en la cervecería abierta al público y que durante siglos fue la fábrica original del brebaje y lugar de encuentro de los praguenses, pasamos sin salir del recinto monástico y hotelero, al restaurante Lichfield, que toma su nombre del fotógrafo británico Lord Patrick Lichfield (1939-2005). Sigue…

«El nombre de la rosa» de Praga

El padre Williams en la biblioteca
del monasterio de Santo Tomás de Praga

Uno de los apodos que suele darse a Praga es “La ciudad de las cien torres”. Otro: “la de las 365 iglesias”. Ambos son más o menos verdad. Desde cualquier punto se divisa un panorama bien surtido de atalayas, la mayoría coronando templos. A los guías de turismo, especialmente a los jóvenes, también les gusta decir que los praguenses son ateos. Curioso agnosticismo el de unos ciudadanos tan bien dotados de parroquias. Es por el periodo comunista, te dirán. ¿Entonces, Polonia..? Sigue…

¿Nueva York, Liverpool, La Habana…?

Estoy en una placita encantadora disfrutando de los primeros calorcillos de la primavera junto a un muro totalmente pintarrajeado y con una efigie de John Lennon. Sigue…

Quiero otro liaoja

Bodega-museo Ontañón, Logroño

Mañana, martes y 13 (en China la mala suerte la trae el 4), tendrá lugar en Hong Kong la apertura del I Salón del Vino de Rioja en China, que el día 15 se trasladará a Shanghái. Me cuentan en Logroño que 60 bodegas riojanas han llevado hasta allí 240 vinos. Sigue…

¿Quién ha dormido en mi cama?

Habitación y ascensor del Sofitel Palais Jamaï de Fes

Después de la fachada y de la recepción (bueno, vaaale…, del lobby), lo que más nos indica cómo es realmente un hotel (antes de entrar en sus habitaciones) son sus ascensores. En caso de que los haya, claro. Me refiero a los hoteles urbanos, porque los de playa, selva o naturalezas varias, suelen estar integrados en el paisaje (y mejor así). Es decir no tienen muchos pisos y no necesitan ascensores. Sigue…