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Corea, otra forma de ver las cosas

Henry Miller dijo que el verdadero viaje no era ir a otros lugares, sino experimentar formas nuevas de ver las cosas. Y Pavese, que al final no se recuerdan los días si no los momentos. Acabo de viajar doblemente sin moverme de Madrid. Formas diferentes de percepción difíciles de olvidar.

«El Día del Palacio» en los Teatros del Canal, Madrid

El Centro Cultural Coreano en España en colaboración con el Centro Nacional para las Artes Escénicas Tradicionales Coreanas han presentado en los Teatros del Canal un espectáculo de danza tradicional titulado “El día del Palacio”, aunque a juzgar por lo visto debería llamarse “Fiesta en el Palacio”.

«Salpuri», danza de la región central de Corea

El motivo ha sido doble, uno solemne: la conmemoración del 65 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, y otro más cotidiano, la celebración del Chuseok, fiesta tradicional anual para agradecer la cosecha de verano.

Desgarro, sentimiento y ritmo. El blanco es el color del luto en Corea

“Fiesta en Palacio” (que así la voy a llamar) es un espectáculo de música y danza en el que, a poco que nos fijemos, descubrimos una forma diferente de ver el mundo, la de la Corea tradicional: elegante, refinada, sugestiva… Exótica, pero solo aparentemente, ya que en realidad se basa en el ser humano que a la postre es igual (o muy parecido) en todas partes: amor, odio, poder, felicidad, belleza…

Orquesta de instrumentos tradicionales

La danza y el teatro encuentran aquí una sólida base en la música “sanjo” (literalmente “melodías dispersas”), acordes desgarrados, sentimentales y parsimoniosos, pero muy rítmicos, en los que cabe la improvisación y que nos traen recuerdos del blues (hay quien los ha denominado “slow korean blues”), del qawwali paquistaní, del flamenco y hasta de las performances de la japonesa Yoko Ono.

«Taepyeongsugndae». La corte del reino de Silla (s. VII)

El grupo musical, formado por nueve miembros, estaba compuesto por geomungo, ajaeng y gayageum, cítaras parecidas a los zheng chinos; daegeum, flauta travesera de bambú; haegum, la versión coreana del erhu (violín de dos cuerdas chino), gong y janggo, el característico doble tambor coreano con forma de reloj de arena, sobre el que recaía el soporte rítmico, a cargo del director de la orquesta.

«Hunsundo». Ofrecimiento al rey del melocotón sagrado, símbolo de longevidad

El espectáculo, dividido en 9 actos, recrea la corte de la dinastía Silla (siglo VII) con todo el esplendor de sus vestidos, con el contraste de un marco austero, oscuro, minimalista.

«Suljanggochum». Danza del “janggo”, doble tambor con forma de reloj de arena

Toda la obra gira en torno a un banquete palaciego presidido por el rey y la reina, a sus fastos y al príncipe heredero, viajero de excepción que parte a conocer el mundo para entender otras culturas, otras formas de ver las cosas, pero siempre sin dejar de ser auténtico, de ser coreano. A su vuelta cuenta sus aventuras a sus padres para mejorar la gobernanza del reino.

El rey en palacio. Por el aspecto podría ser Jinheung de la dinastñía Silla

El Centro Nacional para las Artes Escénicas Tradicionales Coreanas, Gugak, es una institución oficial creada en los años 50 del pasado siglo para preservar, enseñar y promover este tipo de artes tradicionales, entre las que se incluye la danza cheoyongmu, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco en 2009.

Este ha sido el primer viaje a España del grupo y desde aquí viajarán a Francia, Inglaterra, Alemania y Hungría para presentar en estos países otra manera de ver las cosas.
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Fotos: Pilar Arcos

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