Rumores de U2 y tragos de guajaquitas
Si damos por hecho que Sevilla tiene un color especial, la Baja California ni te cuento. Un color, un olor y un sonido especiales. Color ocre del desierto; olor agrio a colitas y salitre; sonido sincopado de bandas norteñas y de rock. En Todos Santos era el “Hotel California” y los ecos de los Eagles. En San José del Cabo, “La Ostería” y los rumores de los U2. San José del Cabo es la cabecera del municipio de Los Cabos, uno de los más turísticos de la península gracias a sus playas fabulosas, su lujosos hoteles y su ambiente bohemio. El pueblo en sí no dice mucho salvo por su iglesia, que corresponde a la más sureña de las misiones jesuíticas, y su Distrito del Arte, una serie de calles, muchas de ellas peatonales por la noche, en las que abundan las galerías de arte y los antros, que es como aquí llaman a los clubes nocturnos, las discotecas, o los bares.Y entre todos los antros destaca «La Ostería» (Álvaro Obregón 1907, cerca de la galería Dahlia), un bar de tapas (esta palabra ya se ha internacionalizado), “arte, quesos y vino”, según reza su eslogan, o de “food, wine, art & friends”, como pone en la carta, pues muchos de sus clientes son extranjeros, en su mayoría gringos.
En un espacio acogedor, mitad patio, mitad emparrado, se pueden tomar unas copas y oir música (casi siempre buena). Se puede hablar de lo humano y lo divino. Discutir, por ejemplo, si la palabra “gringo” viene de la Batalla de El Álamo (1836), cuando los mexicanos gritaban que se fueran a los estadounidenses, cuyo uniforme era verde: “Greens, go!”. O si hay que creer al filólogo español Corominas que sostiene que la palabra viene de “griego”, y se emplea para todos los extranjeros que hablan idiomas ininteligibles como lo era el griego en la Edad Media. Cualquier tema es bueno mientras se toma alguna que otra cerveza Pacífico, un tequila Real de Pénjamo, o un cóctel de la casa, una “guajaquita” a base de mexcal y vaya usted a saber qué.Hoy toca un dúo desconocido, pero en la pasada primavera fueron los mismísimos U2, sí, sí, los irlandeses de “With or without you”, quienes cantaron aquí mismo de forma totalmente imprevista, según nos corrobora Fernando Hernández el propietario del local. “Vinieron por recomendación de un amigo que nos pidió por teléfono que reservásemos una mesa para un grupo de personas muy importantes”.
Cuál sería la sorpresa de Fernando cuando llegaron en tres furgonetas de las que se bajaron Bono, The Edge (David Howell) y Larry Mullen Jr, que se encontraban de vacaciones en Los Cabos. Solo faltaba Adam Clayton para que estuvieran los U2 al completo. Era el 24 de mayo de 2014, fecha que no se le olvidará nunca. En ese momento tocaban Los Mustang, una banda local, y no consta cuantas Pacíficos, Reales o Guajaquitas hicieron falta, para que en un momento dado, Larry se sentase a la batería y empezase a tocar un solo de percusión. The Edge se unió al poco con su guitarra y con ellos Bono cantó:“Si, Amor estoy en la calle.
Voy a ir donde las luces brillantes.
Donde la gran ciudad se encuentra
con una guitarra roja que arde.
Deseo…”
En inglés, claro. Era la inconfundible «Desire«, el primer single que salió del album “Rattle and Hum” (1988).
Noche inolvidable “como nunca se había visto en La Ostería”. Casi como la que pasamos nosotros, con rumores de U2, en la calle de las luces brillantes y la guitarra roja que arde, aunque en este caso no la tocase The Edge.Volver
Dejar un comentario