Y la luz se hizo en la Ciudad Prohibida
Depuesta la monarquía, en 1925 pasa a ser el Museo Imperial abierto al público, patrimonio de la humanidad desde 1987. Pero es mucho más que un museo. El Gugong (Antiguo Palacio) es el conjunto palaciego mejor conservado. En 720.000 m² se levantan casi diez mil estancias, dice la tradición que exactamente 9.999, porque el 9 es un número mágico, el máximo valor ordinal; porque 9 suena como “jiu”, “largo” “longevidad”; y porque ningún palacio terrenal puede superar al Palacio Celestial, que dicen que tiene 10.000 habitaciones. Por allí pasan todos los años 15 millones de personas, lo que lo convierte no solo en el principal monumento de Pekín, sino del mundo. El Louvre de París recibe a 9,2 millones, la Torre Eiffel a 7, y las Pirámides de Egipto en su mejor momento acogieron a 4 millones.
El récord de visitantes de la Ciudad Prohibida se consiguió en la Fiesta Nacional de 2010 (1 de octubre) con 122.000 turistas, cuando en teoría tiene una capacidad para 60.000 diarios. El año pasado la Ciudad Prohibida celebró sus 90 años como museo. Entonces empezaron unas reformas que terminarán antes de 2020, fecha que marca el 600 aniversario del Palacio Imperial. Para ese año todas las estancias tendrán luz eléctrica segura.
Y aunque los grandes espacios abiertos proporcionan luz más que suficiente a la mayoría de los edificios, las zonas más interiores siempre se han mantenido tenuemente iluminadas para proteger muebles, pinturas y antigüedades de la luz y el calor. La mayoría de las construcciones son de madera y han sufrido muchos incendios a lo largo de la historia. En todos sus patios aún pueden verse unas enormes vasijas de bronce, ahora vacías, pero que servían para contener agua para apagar fuegos. En el eje central de la Ciudad Prohibida hay seis palacios, el más importante es el de la Armonía Suprema (Taihe Dian), conocido también como Salón del Trono. Aquí se celebraban las grandes ceremonias, y es uno de los que ya pueden contemplarse en detalle gracias a las lámparas led. Donde antes sólo había penumbra y polvo centenario, ahora aparecen colores vivos, tan del agrado del arte tradicional chino. Pero hay quien cree que con la luz se ha perdido la magia, el misterio. Son muy famosas las leyendas que hablan de fantasmas que recorren algunos rincones de la Ciudad Prohibida. El año pasado se abrieron al público dos salones hasta entonces cerrados y en los que se aseguraba que moraban varios seres espectrales. Y aunque no se ha constatado su existencia, los palacios Cining y Shoukang siguen siendo famosos por sus apariciones.De una de las cuatro torres exteriores se dice que solo se pudo acabar de reconstruir con la ayuda de una divinidad.
Lo cierto es que el recinto es un pozo sin fondo y en él se siguen descubriendo tesoros. El pasado mes de mayo, sin ir más lejos, se hizo público el hallazgo de los restos de un palacio primitivo bajo las construcciones actuales perteneciente a la época de los mongoles, siglos XIII a XIV. Ahora, con la luz, a nadie extrañaría que se encuentren muchos más.
Vídeo de la televisión china CCTV en español