La Noche Templaria de Ponferrada
Como todos los veranos, desde hace 16, durante cuatro días Ponferrada, capital del Bierzo, rememora el siglo XI en unas fiestas populares en las que muchos de sus habitantes se visten con los atuendos templarios y celebran que esta ciudad lleva más de mil años bajo la influencia de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón.
Mercado y campamento medievales, jornadas gastronómicas, talleres infantiles, música, bailes, pasacalles, desfile que concluye con fuegos artificiales después de haber depositado el Grial en los sótanos del Castillo…
Y una popular cena templaria recia y multitudinaria (¿recia por multitudinaria?) a la que todos los asistentes deben acudir ataviados con la tradicional capa y túnica blanca cisterciense (o de color hueso, que es más sufrido) con una cruz de paño rojo cosida a la altura del corazón.
Lo digo por propia experiencia, porque parece que a nadie se le ha ocurrido hasta ahora ofrecer en las tiendas del ramo la talla XXXL. De “la camisa y calzoncillos que no debían quitarse ni para dormir”, según rezan las ordenanzas templarias, no se dice nada en la etiqueta festiva actual.
La Noche Templaria de Ponferrada es la recreación de la historia, de una historia. A la luz de la primera luna llena del verano, Fray Guido de Garda, Maestre de la Orden de los Caballeros Templarios, sella con la ciudad del Puente de Hierro (Pons Ferrata o Ponferrada) un pacto de amistad, al tiempo que le entrega los tesoros traídos en Tierra Santa: el Arca de la Alianza y el Santo Grial. “Yo, Guido de Garda, Maestre de la fortaleza de Ponsferrata, comprometo a todo el pueblo de este lugar para que renueve cada año este compromiso festivo con su historia y su leyenda hasta que el tiempo llegue a borrar la línea del horizonte”. Su historia, pero sobre todo su leyenda…
Una fiesta que puede tener muchas interpretaciones y a la que algunos critican que haya acabado convirtiéndose en un parque temático del Temple, signo de los tiempos.
La del Temple fue una de las órdenes militares cristianas más poderosas, fundada en plena Edad Media (1118 o 1119) por nueve caballeros franceses para proteger a los cruzados cristianos que marchaban a Jerusalén. Rodeada por innumerables leyendas y misterios, fue adquiriendo más y más poder hasta que las autoridades civiles vieron en ella un peligro demasiado fuerte para ser tolerado. Perseguida y acosada, fue disuelta en 1312. O almenos eso cuenta la Historia.
Su establecimiento en Ponferrada data de 1172, cuando el rey Fernando II de León cedió la ciudad para que se establecieran allí y protegieran a los peregrinos del Camino de Santiago.
El castillo de Ponferrada, punto clave de estas celebraciones festivas, se yergue desde el siglo XII sobre una colina en la confluencia de los ríos Boeza y Sil. De planta cuadrada, está rodeado por un foso atravesado por un puente levadizo y que lleva hasta una puerta-rastrillo flanqueda por dos magníficas torres. El conjunto almenado, cuyas doce torres originales representaban a las doce constelaciones del zodiaco, es uno de los más bellos de España.
Actualmente, reabierto al público en 2007, alberga la Biblioteca Templaria, con casi un millar y medio de libros importantes entre los que destacan varios facsímiles de Leonardo Da Vinci.
Los Templarios siempre han estado envueltos en un halo de misterio. Dicen los libros que su final comenzó el viernes 13 de octubre de 1307, cuando el rey de Francia Felipe IV mandó que fueran perseguidos por la Inquisición. Al parecer, de ahí viene la aversión a todos los viernes y 13.
Hay quien asegura que fueron adoradores de Lucifer; que a pesar del voto de castidad, las prácticas homosexuales entre ellos estaban a la orden del día; y que a pesar del voto de pobreza (Orden de los Pobres Caballeros de Cristo…) acumularon riquezas como el Santo Grial, la copa en la que bebió Jesús en su última cena.
Otra leyenda asegura que en 1307 una docena de barcos de la Orden zarparaon de Francia huyendo de la persecución de Felipe IV y nunca se los volvió a ver. Algunos creen que llegaron a América antes que Colón, quien sabedor de esta hazaña, mandó poner en las velas de sus naves la cruz templaria, también llamada de las Ocho Beatitudes, con dos picos en cada uno de los cuatro brazos.
Noches mágicas estas de los templarios en la mágica Ponferrada. Noches de jolgorio, de vinos bercianos a base de mencía y garnacha, de cecinas y pimientos asados, y de botillos para los más atrevidos. Noches mundanas con los placeres (casi todos) bien a la vista… y dejemos el esoterismo para otro momento.
Más información:
Ayuntamiento de Ponferrada
Destino León
Mamá quiero ser turista 
