Me la han dado con queso, y está riquísimo

Poco a poco, pero esperemos que de manera imparable, vuelven las presentaciones en persona, con todas las medidas antivirus y las distancias, pero cara a cara, o mascarilla a mascarilla.
En esta ocasión el marco incomparable (de verdad) ha sido el Centro Riojano de Madrid, donde se han presentado unos vinos de Bodegas Valdelana (Rioja Alavesa) y unos quesos de varias regiones españolas cortados en forma de flores.
Dicen algunos que, antiguamente, para enmascarar los vinos malos, algunos tenderos desaprensivos ofrecían a sus clientes un trozo de queso. La grasa taponaba las papilas gustativas y el cliente no percibía la falta de calidad de los caldos. Eso era “dársela con queso”. Pues a mi me la han dado con queso, pero tanto el vino como el queso estaban riquísimos. Doy fe.

Los salones del Centro Riojano con todas las medidas de seguridad.


Flores de Queso es un proyecto que nació durante el confinamiento. Santiago Mohedano, un zamorano afincado en Bilbao es su artífice. Provisto de una girolle corta cualquier variedad de queso en forma de pétalos de clavel. Así ha hecho ya medio centenar de variedades de esas flores que presenta para su degustación en pequeños cucuruchos de galleta.

Así trabaja la girolle.


La girolle (vídeo) un utensilio de cocina que usan habitualmente los suizos para hacer virutas de queso, especialmente del llamado Tête de Moine (Cabeza de Monje), a base de leche de vaca y con intenso aroma y gran sabor. Consta de una base circular de madera y una cuchilla unida a un eje. En cada vuelta de la hoja aparecen las rosetas con puntillas. Raspar el queso, en vez de cortalo con cuchillo, potencia su sabor.

Duquesa de la Victoria blanco de Bodegas Valdelana, Rioja Alavesa.


En Bodegas Valdelana (El Ciego, Álava) llevan 14 generaciones haciendo vino. Desde hace tres están dedicados a su marca Duquesa de la Victoria, nombre de la mujer del general Espartero. Es una manera de homenajear a las mujeres. Otro proyecto que culminó durante el confinamiento y que, como no podía ser de otra forma, se ha unido a las Flores de Queso para realizar presentaciones gastronómicas de primer nivel.
Cinco vinos con recipientes singulares, ya que si se frotan las flores que aparecen en las cinco etiquetas, nos llega el aroma principal del vino que contiene esa botella.

Flor de queso montada en un cucurucho de galleta.


Pues ya tenemos los cónyuges para cinco perfectos matrimonios. Pero como le he oído decir a Rafael Ansón, presidente de honor de la Real Academia de Gastronomía (RAG), la palabra “maridaje” en estos casos no es la más adecuada. Estoy de acuerdo. Maridaje suena a esponsales, y estos a esposas, grilletes de los presos. A posible divorcio. Mejor decir “unión”, que evoca a compañía, entendimiento, colaboración, ayuda mutua. Así pues, en el Centro Riojano hemos sido testigos directos de la unión entre unos excelentes vinos y unos magníficos quesos.

Un momento de la presentación.


Primero nos llegó un Duquesa de la Victoria Blanco a base de malvasía y viura. Y la nariz y la boca se nos llenó de aromas a frutos tropicales.
Lo tomamos con una flor de queso de oveja lacha DOP Idiazabal en un cucurucho de galleta de espinaca con coupage de AOVE Arbequina y Arróniz con esencias naturales de cardamomo, manzana y mandarina en emulsión de mango.

Luego, un Duquesa de la Victoria Rosado: Tempranillo y Garnacha. Aromas florales de jazmín y violetas. En boca, sedosidad y frescura elegante.
Con flor de queso de oveja Assaf de Castilla y León en cucurucho de galleta neutro con coupage de AOVE Arbequina y Arróniz con esencias naturales de canela, nuez y bergamota y emulsión dulce de frutos rojos silvestres.

El Centro Riojano sí que es un marco incomparable.

El Duquesa de la Victoria Cosecha: Tempranillo y Viura nos trajo aromas de frutos rojos, fresas, frambuesas. En boca mostraba una acidez fresca y golosa.
Lo unimos a una flor de queso de cabra de Asturias en un cucurucho de galleta de carbón vegetal con coupage de AOVE Arbequina y Arróniz con esencias naturales de limón, hinojo y hierbabuena y emulsión dulce de pimiento asado.

El Duquesa de la Victoria Crianza: Tempranillo y Mazuelo tiene aromas de frutas negras, cereza, picota, vainilla, clavo. En boca se muestra elegante, sedoso y con acidez amable e incipiente.
Va muy bien con una flor de queso gallego de vaca DOP San Simón da Costa ahumado con abedul, en cucurucho de galleta de tomate con coupage de AOVE Arbequina y Arróniz con esencias naturales de cardamomo, manzana y mandarina y emulsión dulce de dátiles medjul al chacolí.

El acto estuvo presentado por José Antonio Rupérez Caño (segundo por la izquierda), presidente del Centro Riojano de Madrid.

Por último, un Duquesa de la Victoria Reserva: Tempranillo y Graciano. Aromas de ragaliz y cacao. Un vino redondo con taninos finos y sedosos.
Su pareja ideal es la flor de queso de cabra de la Sierra Camerana de La Rioja, en cucurucho de galleta de chocolate con coupage de AOVE de Arbequina y Arróniz con esencias naturales de naranja amarga, tomillo y azahar y emulsión de crema de membrillo.

Cinco bodas sin ningún funeral. ¡Vivan los novios!