Numa Cerámica, barro y silencio en Los Arribes del Duero

Nuria Martín en su taller

“En este mundo de plástico y ruido, quiero ser de barro y silencio”. Estas palabras, que bien podrían haber sido pronunciadas por el filósofo chino Lao Tsé, o formar parte de un haiku del japonés Matsuo Basho, son la escueta definición con la que se describe una madrileña de nuestros días, la ceramista Nuria Martín López. A ella le gusta más que la llamen Numa Cerámica. Numa, acrónimo de Nuria Martín, y Cerámica, su pasión, su leitmotiv. “El arte del barro permite que, aun cuando la persona ya no esté, la luz reflejada en cada pieza muestre el alma de quien la realizó.”

Taller de Numa Cerámica en Gamones, Zamora

Numa Cerámica vive en Gamones, un pueblito de menos de 100 habitantes, en la comarca zamorana de Sayago, Parque Natural de los Arribes del Duero. Ceramista de formación y por devoción, llegó hasta allí hace unos veinte años en busca de la alfarería de Moveros y Pereruela. Y le gustó tanto el lugar que se quedó junto con su marido Delfín, creativo publicitario, y sus dos hijos, Diego y Héctor. “Somos lo que ahora llaman repobladores neo-rurales«.
Nuria se formó en la Escuela Cerámica de Madrid, ciudad en la que su padre tenía una prestigiosa fábrica de cerámica, Martinu, un clásico en la decoración mayólica.

Algunas de las obras de Numa Cerámica

Aunque Numa asegure que no tiene referentes concretos y que prefiere confiar en su intuición, no tengo duda de que su instinto está condicionado por el trabajo artístico de su padre y los “cacharros” funcionales de Moveros y Pereruela (un botijo de Moveros cuelga en su patio). Pero esa es una alfarería tradicional y Numa es muy vanguardista y muy biológica. Sin embargo, su cerámica, una bonita combinación de tierra y naturaleza, recuerda mucho a algún tipo de cerámica oriental, especialmente la japonesa Shino y Oribe (siglo XVI).
Así consigue piezas tremendamente vivas que pueden parecer fósiles recién extraídos de la Madre Tierra. Naturaleza palpitante, pero inmóvil. Barro y silencio, barro (símbolo de la tierra, de lo orgánico) y vidrio (etéreo, símbolo del cielo). Yin y yang.

Taza con incrustación de hoja natural

La Diputación de Zamora le ha otorgado un sello de calidad de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza (los Arribes están a un paso de Portugal), por el uso de una técnica sostenible de reciclaje de vidrio.
Numa Cerámica también imparte cursos en su taller a escolares y visitantes que lo solicitan. Y expertos ceramistas de todo el mundo se desplazan hasta Gamones para dar clases magistrales.

Mi obra tal y como la dejé, y ya finalizada por Numa


Mi experiencia personal ha sido muy grata. Numa nos ha recibido en su taller, una amplia nave pegada a su casa de la calle Pozo Figal, 2 de Gamones. Sobre una gran mesa central hay trozos de arcilla blanca (caolín), rodillos de amasar, hojas de árboles recién cortadas, piedras, ramas, piñas secas… Yo elijo una hoja joven de higuera. El primer paso es estirar el barro y darle una forma más o menos rectangular. Luego poner la hoja y presionarla con el rodillo en la arcilla fresca, para que quede su huella. Hacer algunas impresiones alrededor y dos agujeros por los que luego se pasará una cuerda para colgar la obra. Por último, firmarla con mi nombre chino “Pa Feinan”. Cuando se seque, Numa la vidriará con cristal reciclado y la horneará.